sábado, 18 de septiembre de 2010

El Enamorador.

Implacable era el beso de aquel caballero, de quien se decía tener el poder de enamorar a cualquier mujer con tan solo el sublime contacto de sus labios. Y era bien sabido, y por eso las mujeres lo buscaban; lo cual lo entristecía porque no lo buscaban por lo que era sino por lo que hacía.

Cuentan de el hombre que era asiduo seguidor de la juerga y el despilfarro, que ahogaba por las noches sus penas en alcohol y que vivió sus días buscando a aquella doncella que lograra ser inmune al hechizo de su boca. Se decía a sí mismo "esta vez no pasará", y la besaba, la veía directo a los ojos para descifrar el efecto de sus besos y se despedía de ella atesorando hasta el último contacto de su piel, esperando que al día siguiente todo fuera diferente, y no lo era.

Varias veces prometió no volver a besar nunca más, maldijo sus labios y la desfortuna que lo atormentaba; porque tenía un hermoso don que el jamás pidió tener, que lo hacía culpable del amor ajeno. El muy desdichado tenía el poder del amor a primera vista, del reencuentro, de la casualidad, de la entrega total; el poder de enamorar con un solo beso a cualquier mujer...de cualquier otro hombre menos de él.

Triste vida la suya, y dichosas sus víctimas.

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