martes, 29 de noviembre de 2011

Si tan solo desear fuera suficiente.

Cierra los ojos, fuerte, más fuerte, que se te arrugue la frente, que las patas de gallo se asomen, que se exprima una lágrima por la comisura del ojo...bien.

Ahora aprieta los dientes, muerde como si fueras un animal carnívoro que de una sola mordida penetra en la carne fresca y tritura los huesos,  no hagas caso si una gota de saliva escapa por tus labios y forma un largo hilo hasta el suelo, muerde como si intentaras romper una cadena con los dientes...así, bien.

Los puños; coloca el dedo pulgar por fuera del resto de tus dedos y presiona. Presiona contra la palma de tus manos, hasta que la ultima molécula de oxigeno haya salido de entre tus puños, no importa si con tus uñas perforas la piel de tus manos, no importa que la sangre recorra por tu brazo....eso es.

Continua haciendo lo anterior hasta que drenes todas las fuerzas de tu cuerpo, que las rodillas se te doblen, déjate caer.

Respira, respira, respira. Alimenta tu fuerza con cada bocanada de aire que aspiras.

Desea. Desea con el alma. Siente eso que quema en tu pecho, haz que llegue hasta tus brazos y tus piernas. Desea hasta que te duela y no puedas más. Que tu deseo sea tan grande que tu cuerpo ya no pueda contenerlo; que se llene de él la habitación, que salga por las ventanas y debajo de la puerta, que inunde tu jardín, que corra por las coladeras, que lo respire la gente...que llegue hasta allá.

Abre los ojos...relájate. Nada ha pasado.

martes, 2 de agosto de 2011

Monzon

Tres dias lloviendo, asomo la mirada por la ventana, el cielo se cae, el parque desierto, la coladera de la esquina llena hasta el tope, una nube que hace guardia afuera de mi casa alcanza ver mis ojos por entre las persianas, levantando las cejas, volteando hacia arriba como si ver la lluvia caer no fuera suficiente para convencerme de que sigue nublado...podria jurar que vi su sonrisa burlona, de nube cagasona que ensucia tu carro despues de lavarlo.

¡No estoy llorando pendeja!, son las gotas de la ventana que se reflejan en mi cara. Pero de todas maneras si me aguito, porque a veces se me olvida que el cielo sigue siendo azul.

viernes, 15 de julio de 2011

Decide


Miles de personas tendran miles de cosas que decir.


El Fin De Los Tiempos (FAIL)

Me sente el otro dia, de esos dias ociosos los que hasta llegamos a pensar en cosas como el fin del mundo...y pense en el fin del mundo; mejor dicho el fin de la humanidad (evitemos el egoismo de pensar que el mundo se acabara junto con nosotros).

Me di cuenta de lo arrogantes que somos. Somos arrogantes incluso al pensar en el fin de la humanidad porque muy a conveniencia lo imaginamos como el final de los tiempos; abrupto. Queremos y tendemos a pensar que un dia simplemente nos vamos a morir todos juntos; y le queremos poner fecha. Tan solo a los dinosaurios tomó más de 10 millones de años desaparecer del planeta (dicen que el último murió de soledad), ¿Por qué habría de tomarnos menos a nosotros?

Supongo que un día todo esto se acabará, y supongo que no puedo perder la esperanza de ser uno de esos pocos que se salvará del apocalipsis. Pero no se por qué presiento que cualquier dia de estos va temblar, un volcán hará erupción, un tsunami golpeará nuestras costas, la lluvia acida acabara con nuestras parcelas, o cualquier otro paquete de catastrofes se nos va juntar; vamos a pensar que es el fin del mundo,vamos a robarle al vecino, a escupirle al Presidente, vamos a coger todos con todos, a decir lo que no nos atreviamos a decir y hacer lo que no nos atreviamos a hacer....y al siguiente dia nos vamos a ver las caras con verguenza al darnos cuenta que no, siempre no era el fin del mundo.

miércoles, 13 de julio de 2011

Un Baño De Sueños

Tactactac tactac tactactactac...El golpeteo de las teclas del ordenador se escuchaba como un martilleo que hacía eco constante en su cabeza, lejano, cada vez más, y poco a poco su mente se iba alejando del lugar en donde se encontraba su cuerpo y aunque sus signos vitales seguían funcionando, él ya no estaba allí. Los latidos de su corazón cada vez más lentos, sus músculos inertes, difícilmente sostenía la cabeza erguida, el brillo de las pantallas era ya tan solo un tenue resplandor que se filtraba por sus ojos entreabiertos; ya estaba en otro lugar.

Era la plena hora del bullicio, del ir y venir, del intenso sonar de los teléfonos, escuchaba las risillas discimuladas de quien lo veía flotante y con los ojos cerrados frente al computador pero su inconsciente ya se encontraba varios viajes astrales mas allá de la realidad. Pensamientos invadían su espacio semi-consciente bombardeando con imágenes y situaciones sin sentido que sin embargo parecían más reales que la propia realidad y esta a su vez se diluía en un enjambre de realidades y su respiración se volvía cada vez más y más profunda, más y más marcada, de ritmo lento, constante y su mente allá lejos, lejos, lejos, perdida en un tiempo sin espacio, conversando con seres inexistentes, descubriendo que puede volar, que siempre ha podido volar, desafiando las leyes del universo.

De pronto, el azotar de una puerta le recordó que no estaba allá, sino que estaba aquí, y que se había olvidado que su cuerpo aun yacia sentado, reclinado sobre esa incomoda silla de oficina por la que su jefe pagó cuatrocientos dólares para mantenerlo despierto y que por mas incomoda que es no le impidió cerrar los ojos y pensar que no existe el presente. De golpe cayó de aquel universo paralelo y de golpe explotaron sus párpados para abrirse de nuevo a la realidad de las líneas, puntos y letras que esperaban pacientes en su pantalla a que el logre darles un poco de sentido. El corazón, que engañado se pensó a si mismo relevado de sus deberes, vuelve rápido a su ritmo de oficina con latidos bruscos que se pueden escuchar desde lejos; el resto del cuerpo aun torpe, tembloroso, no sabe lo que pasa, si va o viene, si sube o baja, si descansa o trabaja.

En este punto él lo sabe, ha perdido la batalla. Se sentía envuelto en un remolino, cada pestañeo era una batalla librada, cada bocanada de aire parecía que llevárselo más lejos.  No había otra opción, tenía que terminar con su ineludible somnolencia y solo había una solución. El camino era largo, arrastraba los pies sobre la alfombra y sus pasos parecían nunca ser suficientes, como si aquella puerta se alejara con cada paso que daba.

Después del largo y oscuro pasillo que lleva hasta la puerta se detiene frente a ella, con dos dedos empuja aquel pesado portón, a tientas enciende la luz y entra. La intensa luz fluorescente lo ciega, con el ojo izquierdo a medio cerrar se asegura de poner el seguro a la puerta y dando poca importancia a la cercanía del retrete y lo frio de la loseta se reclina sobre el suelo adoptando posición fetal. Y ahí, con la cabeza apoyada sobre un suave rollo de papel sanitario cerró los ojos y volvió a volar, lejos, lejos, perdido en sueños fantásticos, sucumbiendo a los seductores encantos de morfeo, confiado siempre de que su pequeño reloj despertador será lo suficientemente potente para traerlo de vuelta al mundo de oficina.

miércoles, 27 de abril de 2011

De caguamas y otras cosas

Vaya que es difícil vivir en este mundo filosófico, en el que hasta donde sabemos o creemos saber, nuestro fin último es la felicidad y sin embargo, si algún día un hombre encontrara aquella eterna felicidad tan anhelada entonces paradójicamente tendría que aceptar que ha llegado al final de su existencia; que para él no hay mas en esta vida mundana.

Supongo que desde un punto de vista filosófico debería yo de apreciar mis momentos de infelicidad, porque son ellos la única prueba de que mi camino aun no termina. Aunque creo que prefiero pensar que la felicidad no tiene límites sino circunstancias y esas siempre cambian.

Y pensar que en este momento una caguama me haría feliz..

miércoles, 30 de marzo de 2011

Hoy no fue un buen día:

Desperté temprano y con hambre así que decidí salir de mi habitación en busca de un poco de comida; tenía un hambre que era capaz de comer lo que fuera, pan, queso, carne, papel, tierra, hasta un trozo de madera. Cuándo iba imaginarme que al salir de mi pequeña guarida me encontraría con tremenda barahúnda.

Descalzo, llegué a la puerta de mi habitación apenas abierta, por cierto ubicada muy convenientemente cerca del refrigerador y la estufa; asomé levemente la cabeza pegado al marco de la puerta y con todos mis ojos lancé una mirada veloz para cerciorándome de que nadie me estuviera observando; tan pronto me vi libre arranqué mi carrera a todo galope librando toda clase de obstáculos que en mi camino se interponían; ya saboreaba la victoria e imaginaba en mi paladar toda clase de manjares que el refrigerador escondía para mi... ¡¡cuando de pronto!!...

¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh!...el más espantoso grito que jamás había escuchado llegó a mis oídos y en menos de lo que mis antenas pudieran detectarlo, un letal zapatazo voló justo por encima de mi cabeza; fue ahí cuando se desató la vorágine. La mujer, gritando despavoridamente, se encaramó sobre la mesa del comedor señalándome con el dedo y diciendo palabras que eran ininteligibles para mí mientras que un hombre grande y fornido, alarmado aparecía en la escena por la otra entrada de la cocina decidido a sacarme de la casa hecho pedazos. Al verlo estallé en pánico imaginando mi terrible muerte a las manos de aquel bárbaro que lanzó acometidas en mi contra a diestra y siniestra mientras yo corría horrorizado por todos lados hasta que en un movimiento instintivo, pase por encima de uno de sus pies. Eso fue suficiente para que aquella bestia, lanzando un alarido un tanto afeminado, levantara su pie con tal fuerza que me hizo volar por los aires. Me pareció eterno el tiempo cuando, en cámara lenta surque los aires y vi el rostro horrorizado de aquella mujer que inmóvil sobre la mesa me veía caer directo hacia ella. Mi cara aterrizó justo entre sus pechos y en un arrebato de terror y asco se levanto de la mesa resbalando sin control, rompió vajillas, copas y vasos mientras se arrancaba la camisa y se lanzo a correr con los pechos al aire, lanzando manotazos para alejarme de ella mientras que el hombre corría alrededor de la habitación gritando...hasta que un certero golpe me lanzo de nuevo por los aires azotando en seco sobre el piso y ahí quede, inerte...en un silencio sepulcral.

Mis perseguidores finalmente recuperaron la calma. Ni un solo ruido mas se escuchaba, excepto la respiración agitada de aquellas personas que ahora tenían fijas sus miradas sobre mi; y yo ahí, yacía boca arriba en el suelo, con los ojos cerrados, sin moverme, y con una gran herida en un costado que dejaba al descubierto mis entrañas. La mujer da el primer paso -ahí vienen de nuevo; con cautela se acerca hacia mí y detrás de ella el hombre y cuando ella se disponía a tocarme con la punta de su pie, moví violentamente una de mis piernas y después quede inmóvil de nuevo; los dos retrocedieron. Después el silencio de nuevo y sus miradas sobre mi; yo inerte. Finalmente el hombre se hace de valor y sin pensarlo más se acercó a mí y de un puntapié me lanzó contra la pared donde quedé de nuevo, inocuo; ellos dieron media vuelta y salieron de la habitación orgullosos y satisfechos con su mortal cacería, no obstante la obvia superioridad numérica.

Esperé a que se fueran, y después de una buena siesta para recuperarme de la confusión, la corretiza y los golpes, volví en mi, logre ponerme de pie y termine lo que había comenzado, comí hasta reventar. No cabe duda que ser una cucaracha tiene sus riesgos, pero también sus recompensas.

P.D.: hoy en la noche los visitaré mientras duermen…adoro a estos humanos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Consejos gravitacionales

1. La Fuerza de Gravedad, no la desperdicies...

Así es, escucha lo que te digo: no desperdicies la fuerza de gravedad. Te despiertas por la mañana y ella esta ahí; sales de tu cama, caminas y ella sigue ahí; a donde quiera que vas ella está contigo; y vas, te miras al espejo, la gravedad ha tenido su efecto sobre ti y lo puedes ver en tu propio rostro, en tu sonrisa incluso. Esta en todos lados y en todo momento, tanto que parecería que es un recurso natural que nunca se acabará pero estas muy equivocado si así lo crees. Y acéptalo, la despilfarras sin mesura, estas tan acostumbrado a ella que ni siquiera consideras guardar un poco para después, para cuando ya no haya.

Tal vez si la apreciaras un poco más, pero mírate, dejas caer todo sin darle mayor importancia al atroz desperdicio de fuerza de gravedad; y peor aún, cuando realmente todo comienza a caer sin control, tu mente ciega olvida todo lo bueno que la fuerza de gravedad te ha dado y te lleva hasta la ira incontrolable, la desesperación, la impotencia, culpas a la fuerza de gravedad cuando las cosas caen al suelo y se rompen en mil pedazos. Entonces no quieres saber nada de la gravedad, y fantaseas con la ilusión de poder vivir sin ella, de ser "libre" y flotar exento de cualquier atadura; no sabes lo que dices. Piénsalo bien, ¿En verdad quieres eso? Todo flotando caóticamente en el espacio, sin un arriba ni un abajo; es la gravedad la que nos mantiene con los pies en la tierra, la que nos da fuerza, la que nos mantiene juntos.

No te culpo, supongo que es la naturaleza del ser humano desperdiciar lo que tiene en abundancia y ciertamente la gravedad hoy en día está bastante devaluada, pero sábete bien que es energía que se disipa si la dejas escapar y ten en cuenta que algún día cuando todo lo que tenía que caer haya caído, entonces no habrá más que hacer y la fuerza de gravedad habrá desaparecido para siempre.


2. El Amor, no lo desperdicies.

[ídem]...y el amor habrá desaparecido para siempre

miércoles, 9 de febrero de 2011

Nunca nada pasa

No vengas a decirme que no paso nada.
Sé que yo te lo pedí pero no vengas a decírmelo,
no vengas a decirme que no significó nada
porque yo todavía tengo tu beso pintado en mis sueños;
tan fugaz como la lluvia de hoy
que solo sirvió para callar a los grillos
y luego la noche quedo sin grillos y sin lluvia...

Mejor olvida lo que te dije aquella vez
no hagas nada más...
ni siquiera hagas como que no paso nada
porque entonces volvería a pasar
y yo volvería a caer.

Mejor vuelve por donde llegaste

y no abras más esa puerta
porque dejas entrar la luz
tu luz, que no hace más que deslumbrarme
y cuando vuelve la penumbra soy un ciego.

Mejor piérdete en tu mundo
que yo seguiré aquí en el mío
recordando a diario que debo olvidarte
porque ya no quiero querer verte.

O mejor...mejor...
haz como que no pasó nada
y recuérdame tus labios.